«Como nubes que se elevan, como el incesante murmullo del arroyo, el anhelo del espíritu nunca puede ser acallado» Hildegard von Bingen

Elaboradores

Quienes cultivan el vino como se cultiva una idea: con tiempo, conciencia y raíces profundas

Dr. Rubén López-Cortés

Una trayectoria que acabó en el vino. O que empezó allí, sin saberlo.

Durante años me han preguntado cuál era mi vínculo con el vino. Supongo que participar en el Sapiens del Vino —el proyecto enciclopédico impulsado por Ferran Adrià y Vila Viniteca dentro de la Bullipedia— hacía pensar a todos que debía tener un linaje muy claro.

La verdad es que no. O no al principio. Nunca he sabido bien qué responder hasta ahora.

Mi primer contacto sucedió en la infancia acompañando a mi abuelo materno a limpiar barricas y bruñir los flejes cada final del verano. Esta actividad marcaba el inicio del otoño y la vuelta a mi rutina infantil. Él elaboraba un vino de la casa muy apreciado por sus vecinos por lo intenso y cálido que era. Unas semanas más tarde me tocaba ver cómo lo hacía la parte paterna. Ellos vivían en tierras más altas, más frías, más austeras, por lo que su vino era seco, como es la vida en La Cabrera, pero honesto.

En un principio, a mí la vida me llevó por otros caminos ajenos al vino. Me formé como Químico, para terminar como doctor en Biología molecular e investigando en oncología molecular. Fue cuando mi padre me enseñó sin proponérselo. Sus ausencias por causa de su trabajo marcaron mi infancia más de lo que quiero reconocer. Luego, en su enfermedad sentí que ni la ciencia ni la técnica a las que yo me había consagrado me bastaban y empezaron a aparecer nuevas preguntas sobre lo verdaderamente trascendente.

Empecé a ser consciente de que donde yo percibiera distancia siempre había habido abnegación, sacrificio y lucha silenciosa por los suyos. «Todo hijo es padre en la muerte de su padre», y en esa metanoia encontré mi reconciliación con él y conmigo mismo. Aprendí, como él, a deberme a mi familia. Fue una revelación descubrir que somos hechos de un legado que pasa por nosotros y que continuará con quienes vienen detrás. Lo veo en mi hijo porque él un día también será mi padre.

Empecé a comprender que hay enseñanzas que te acompañan para siempre.

«Después de Altamira, todo es decadencia» — Picasso

No creo que la religión sea una invención cultural, sino que su expresión es lo que nos hizo humanos. Me aventuré a aplicar los conceptos de neuroteología en los rituales y liturgia del servicio del vino.

¡Y el tiempo!

Los procesos de evolución y maduración del vino es otro tema que me apasiona y sobre el que he impartido varios cursos de formación gracias a la confianza de escuelas como el INGAVI o el Colegio San Gabriel. Mi apoyo a la sumillería y a la formación de otros compañeros de profesión es inquebrantable.

Al final, me di cuenta de que, quizás, tenía que acabar elaborando vino porque él me habla de familia, de colaboración y de misterios cuyas respuestas todavía nos son vedadas.

He vuelto a mi origen, a las Tierras del Sil. Aquí, con mi familia, he construido Terra Silis como forma de vida.

Quiero que sea un lugar donde el tiempo, la tierra y el silencio den sentido a todo lo que voy aprendiendo. Quiero que sea el símbolo de la reconquista de la serenidad de espíritu.

NUESTROS VINOS

Yania Pereira

Cuando los sueños esperan su momento

De joven fantaseaba con una vida tranquila en una vieja casa de piedra rodeada de colinas, muy al estilo de la Toscana, dónde despertar cada mañana con luz brillante del campo y terminar el día con paseos al atardecer viendo como los racimos iban madurando.

Una vida cuidando de lo simple, no solo como una imagen bonita, si no el reflejo de un modo de vida que ansiaba tener en el futuro, aunque no sabía aún cómo hacerla realidad.

Conocer a Rubén fue como encontrar un eco de ese sueño, y empecé a dar forma a esta intuición. Él aún no se dedicaba al mundo del vino y yo comenzaba a formar la idea de iniciar mi propio negocio, un estudio creativo. Aunque veníamos de lugares distintos, con objetivos profesionales muy diferenciados, compartíamos el deseo común de encontrar una forma de vida en lo que hacíamos, que lo que somos no fuese por caminos separados, y de construir algo que trascendiera.

Yania Pereira

La búsqueda de la verdad

Durante un tiempo ese sueño estuvo suspendido para hacer espacio a otro: levantar Dream Up, mi estudio creativo. Es una aventura empresarial nacida de cero en 2015 en donde trabajo creando e impulsado marcas a través del branding y estrategias de redes sociales con el objetivo de ayudar a comunicar con esencia, claridad, belleza y propósito.

Me dedico a traducir las ideas de otros en diseños, conceptos en actos tangibles y visión en formas. Mi trabajo no es crear belleza por adorno, sino buscando la manera en la que se haga visible lo esencial. Por ello, una de las cosas que ha definido mi trayectoria es la capacidad de crear marcas que emocionen a través de la sensibilidad, y la atención por los detalles. Este mismo hilo conductor es el que me conecta hoy con Terra Silis.

Quien quiera entender, que ame

No se puede entender el vino sino como experiencia. Y en Terra Silis eso lo aprendí de verdad. No basta con tener buen gusto o sensibilidad visual. Aquí hay que estar para sentir la oscuridad que envuelve a la luna en cada vendimia al amanecer, sentir el polvo y el calor, escuchar sin interrumpir los recuerdos. Aprender que el silencio también comunica.

No se puede transmitir un lugar que no se ha habitado, hablar de un paisaje que no se ha pisado ni hablar del tiempo sin sentir su peso. Por eso, como responsable de comunicación y de imagen mi labor no es la de diseñar etiquetas o gestionar las redes sociales. Es mirar con atención y escuchar sin prejuicios, ser fiel a lo que este lugar es e intentar transmitirlo con el menor ruido posible. Es trabajar para que cada palabra, cada gesto, cada elemento visual esté al servicio de una verdad más profunda.

Terra Silis es la unión de nuestros caminos y una forma de acercarnos a ese viejo sueño. Como el Alma que recuerda al Uno y quiere volver a Él, comprendo ahora que aquella visión que tenía era una forma de acercarme a un ideal que combine lo que veo y lo que creo, lo que somos y lo que un día dejaremos.

NUESTROS VINOS