«El agua se hizo vino, así tuvo sabor lo que no lo tenía» — San Agustín
Las cuencas fluviales del río Sil
La hidrografía ha sido fundamental para la configuración del relieve de las Tierras del Sil
Aunque la principal arteria fluvial es el río Sil, la abundancia de montañas y el reciente pasado glaciar han originado un gran número de corrientes tributarias.
Estos numerosos afluentes son los verdaderos forjadores de la personalidad de esta tierra, originando de numerosos valles que constituyen auténticas subcomarcas y con una individualización que encontramos ya configurada desde tiempos medievales.
A continuación, presentamos las cuencas principales que conforman nuestro sistema de clasificación. Cada una ofrece una combinación única de altitudes, exposiciones, microclimas, topografía y geología.
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Se corresponde con las comarcas vecinas de Ḷḷaciana y Babia. El río Sil, casi un arroyo, inicia su camino en La Cueta, aunque su nacimiento verdadero se sitúa unos 10 km al este, donde las Fuentes del Sil descienden torrencialmente por la ladera de Peña Orniz a casi 2.000 msnm.
No siempre fue así. Al finalizar la última glaciación hace unos 10.000 años, el proto-Sil original era un río muy temperamental que nacía más al sur y fue excavando la piedra caliza de estos paisajes abruptos en un proceso de erosión remontante con el que fue capturando las cabeceras de una densa red de ríos y arroyos que hasta entonces habían sido la cabecera del río Luna.
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El río Selmo nace en el monte Formigueiros de la sierra del Caurel a más de 1.500 msnm. A lo largo de sus 50 km atraviesa Oencia, Corullón y Sobrado hasta alcanzar el Sil cerca de La Barosa.
Es un río muy caudaloso y potente que fluye encajado formando numerosos meandros entre unos valles calizos muy apreciados para el cultivo de la vid.
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Este río de carácter atlántico nace a unos 1.300 msnm en Pedrafita do Cebreiro. En 30 km atraviesa Vega de Valcarce, Trabadelo y Villafranca del Bierzo, donde se une con el río Burbia.
Es muy caudaloso gracias a la confluencia con el río Balboa por su margen izquierda y los ríos Corporales y Barjas por la derecha.
Mientras desciende, va suavizando un relieve cada vez amable en donde se localizan un gran número de viñedos. No es una sorpresa que el Camino de Santiago discurra por aquí.
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El pueblo de Burbia, en Vega de Espinareda, da nombre a este río de montaña y aguas frías que nace a unos 1.000 msnm en Peña Cuíña.
Durante 40 km circula casi verticalmente de norte a sur hasta afluir en Villafranca del Bierzo con el río Valcarce. Juntos, se unirán al río Cúa 3 km antes de que este lo haga con el Sil apenas unos cientos de metros más adelante, en Toral de los Vados.
Sus afluentes principales son los ríos Porcarizas y Tejeira. Ambos se encuentran en Villar de Acero a la sombra del Campano, un viejo castaño de 800 años, para finalmente desembocar 2 km después en la margen derecha del Burbia.
A lo largo de todo su curso, este río atraviesa unos duros suelos silíceos, acumulando rocas, pedrizas y gravas en sus tramos superiores, y gravillas y arenas en su tramo más bajo.
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El río Ancares es el otro río de la zona silícea de la sierra de los Ancares. Nace en Candín como resultado de la unión del río Cuíña, que nace en el pico Miravalles a unos 1.300 msnm, y el pequeño río de la Vega que procede del Valle de Fornela.
Discurre por un valle estrecho y con una pronunciada pendiente por este municipio hasta formar una zona fluvial más ancha en Vega de Espinareda, en donde se unirá al río Cúa después de 35 km de camino.
El paisaje que atraviesa es bastante salvaje y durante su camino va erosionando suelos de pizarras y areniscas que van disminuyendo de tamaño según penetra en la depresión berciana.
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El último gran río de la margen derecha del río Sil y encargado de recoger los cauces del Valcarce, Burbia y Ancares.
Nace a más de 1.500 msnm en el Campo de la Pesca, punto de transición de la sierra de los Ancares a la Cordillera Cantábrica.
Al principio circula hacia el este, tuerce abruptamente en Peranzanes para dirigirse verticalmente hacia el sur a través de Fabero, Vega de Espinareda, Arganza, Cacabelos, Carracedelo y Toral de los Vados, en donde se unirá al río Sil para entregarle el agua de ambas sierras.
Sus suelos son el paradigma de la excepcional diversidad geológica del Bierzo, donde pizarras, cuarcitas, areniscas e incluso calizas se entremezclan con arcillas y otros depósitos sedimentarios. Es el eje central del Bierzo vinícola.
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Originalmente conocido como Ibey, tal y como consta en los archivos del Monasterio de San Pedro de Montes, este río alimenta el Sil con las aguas de la Sierra de La Cabrera y la vertiente sur de los Aquilanos.
Nace a unos 1.400 msnm en las estribaciones del margen oriental del Peña Trevinca, en la zona conocida como «Morteira cavada», donde varios arroyos confluyen en el Lago y la Laguna de la Baña, ambos separados por una delgada morrena. Es un entorno natural donde todavía se pueden ver los efectos erosivos de los antiguos glaciares.
Es uno de los ríos más largos debido a su peculiar recorrido sinuoso: primero hacia el este a través de la sierra de La Cabrera para torcer abruptamente hacia el noroeste una vez se aproxima al Teleno para ir bordeando la vertiente meridional de los Aquilanos. Durante este recorrido recoge las aguas de los ríos Cabo, Silván y Benuza, hasta unirse al Sil en Puente de Domingo Flórez, justo en la frontera con Galicia.
Sus suelos, de pizarra muy fragmentada conforman un paisaje verdaderamente único y muy despoblado, con un paisaje de viñedos muy dispersos, pero a una gran altitud.
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El Oza y su afluente Ozuela recogen el agua de numerosos arroyos de la vertiente septentrional de los Aquilanos. Es un pequeño río de apenas 20 km que nace en el Morredero a más de 1.700 msnm y atraviesa el enigmático Valle de Valdueza.
Aquí se sitúa el corazón de la Tebaida berciana y el Valle del Silencio es su núcleo más recóndito y con una gran carga simbólica, pues es donde San Fructuoso fundó el Monasterio de San Pedro de Montes.
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En Congosto se encuentra la Peña del Gato, un pequeño monte aislado de pizarra azul y arcilla roja que divide la hoya berciana entre la planicie de Ponferrada, recorrida por el Sil, y la de Bembibre, cruzada por este río de algo más de 60 km.
Nace en Pico de la Rebeza a más de 1.800 msnm. Junto con sus afluentes los ríos Urdiales y Noceda por su margen derecha y el río Tremor por la izquierda recoge las aguas de la sierra de Gistredo y los Montes de León.
En conjunto, estos cuatro ríos atraviesan Igüeña, Noceda, Folgoso de la Ribera, Torre del Bierzo, Bembibre y Castropodame.
Abundan las cuarcitas y pizarras, junto con gravas, arenas y arcillas en las zonas de ribera.
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Este corto río nace de la unión de varios arroyos que recogen el agua de los Aquilanos a la altura de Molinaseca.
En sus apenas 15 km de recorrido concentra una gran diversidad geológica. Las cuarcitas y pizarras del curso alto dan paso a conglomerados, areniscas, lutitas y hasta algunas calizas. Y justo en su confluencia con el río Boeza revela una veta de pórfidos y granitos que incluso contiene un afloramiento termal de aguas azufradas. Es una verdadera singularidad geológica.
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Antiguamente conocido como Librán, atraviesa el remoto municipio de Toreno.
Ni Iglesia ni aristocracia llegaron a ejercer un dominio efectivo de la zona. De hecho, se cree que el pueblo de Primout fue fundado en el s. XII por un grupo de peregrinos de la ciudad inglesa de Plymouth.
Es una zona aislada, fría y a gran altitud, donde nieva con frecuencia, aunque las primaveras son muy verdes gracias a su gran disponibilidad de agua.